lunes, 12 de febrero de 2007

LA DANZA Y EL VIENTO

CARLOS LATORRE


Cual fue el origen de la danza? Hay una leyenda que narra el origen de la danza: la primera mujer; ella habitaba en un desierto de cristal; en este desierto no existía el movimiento de las cosas; todo se encontraba inmóvil, suspendido en el espacio; la primera mujer, sentada en yoga, en total quietud, mirando hacia su interior, cantando un mantram indecible.

Su piel de un azul cristal, brillaba en su desnudes; con una cabellera larga y dorada flotando alrededor de si, en su rostro y cuerpo contenía una serenidad imperturbable; cada rasgo de su rostro y de toda ella, poseía una perfección inimaginable, ella era de una belleza primigenia, de una belleza antigua y perfección cósmica.

De sus labios sensuales, brotaba el viento que producía su canto hipnótico y repetitivo; este viento comenzó a inundar todo el paisaje; al inicio era un viento suave, luego a crecer con ímpetu, creando movimiento, remolinos alrededor de la misteriosa primera mujer.

El viento que surgió de los labios de la primera mujer, soplo por todo el desierto de cristal, moviéndose caprichosa y libremente, por aquel suspendido paisaje primigenio.

El viento solitario viajo por toda la nada de los inicios y por todos los rincones del desierto de cristal; llego a alejarse hasta los confines de lo increado, se sintió solo y débil; miro hacia atrás y vio en el horizonte lejano, a la primera mujer brillando como un sol, emitiendo un sonido mágico y misterioso.

El viento sintió algo en su corazón, al contemplar esa magnifica visión; decidió regresar hacia aquella luz convertida en mujer.

La primera mujer, había observado cuidadosamente, todos los movimientos de su viento; comenzó a imaginar y a sentir como serian esos movimientos en su cuerpo; suavemente se incorporo sobre sus dos piernas, estiro todo su cuerpo con los brazos abiertos hacia todas las direcciones; sintió una energía que nunca antes había sentido, recorriendo cada parte de su mismidad, esta energía se concentraba en el bajo vientre para luego desplazarse ascendentemente por su columna vertebral, hasta llegar al centro de su frente.

La primera mujer se lanzo al vació del espacio del desierto de cristal, inicio una danza suave e inocente, luego fuerte e impetuosa; su cuerpo comenzó a vibrar con una energía poderosa que la poseía por todo su ser.

Danzo y danzo sin parar por muchas eternidades; sintió al viento que venia a buscarla; el viento la abrazo, y juntos fueron danzando por los rincones de la nada, que el viento ya había recorrido.

El desierto de cristal floreció, ante todo ese alboroto de movimiento, danza y sudor; la primera mujer y el viento, se convirtieron en danza; la primera danza, el espíritu de la danza que anima el vació del cosmos y de la eternidad.

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